Skip to content
FUTURE FEMININE: FOTOGRAFÍA, GÉNERO Y LIBERTAD EN LA ERA POST-INTERNET - VEIN MAGAZINE

POR LAURA PÉREZ

 

Hablamos con el comisario y tres de las artistas que participan en esta exposición sobre cómo ha evolucionado la mirada femenina y hacia dónde se dirige la feminidad en el siglo XXI.

 

La Galería Fahey Klein de L.A acoge en sus instalaciones ‘Future Feminine’, una exposición colectiva de mujeres artistas de la era post-internet que retrata la evolución de la fotografía en base a la perspectiva femenina. Se trata de la materialización de todo un universo contemporáneo de naturaleza, desnudos y sororidad con el que Amanda Charchian, el dúo creativo Honey Long y Prue Stent, Remy Holwick y Magdalena Wosinska ya lo han convertido en la provocación del arte.

Las obras que se exponen son sueños eróticos de placer visual. El resultado de la experimentación y el trabajo en base a las emociones: una prueba de la fuerza y diversidad de un grupo de mujeres que son capaces de transformar la realidad en mundos oníricos, y llevar a cabo fotografías eternas en las que se registra amor, trasgresión, sensualidad y erotismo.

En ‘Future Feminine’ la feminidad solo es el punto de partida. Nicholas Fahey nos cuenta el orígen de todo esto: “siempre me he siento atraído por la generación anterior de fotógrafas como Mary Ellen Mark, Joanne Callis o Sally Mann. Estas mujeres crearon en un mundo dominado por hombres y proporcionaron una experiencia alternativa. Hoy reconocemos muchos otros géneros y preferencias sexuales; por lo tanto, la idea no era solo considerar la mirada femenina, sino también reconocer la evolución de la feminidad en el siglo XXI y escuchar las voces de las artistas que están evolucionando en los parámetros de lo estrictamente femenino. En el trabajo de cada una de estas artistas veo esa evolución. Cada una de estas mujeres crea imágenes que un hombre no podría producir”.

· AMANDA CHARCHIAN ·

La fotografía de Amanda Charchain es íntima, sensual y natural. Se inspira en los cuerpos y la piel que habitan; en las luces, texturas, colores y emociones que recrean esos universos surrealistas que solo ella puede ver, reflejando la intimidad y su conexión con el sujeto.

A través de sus instantáneas se respira feminidad y naturaleza, así como una belleza sobrenatural que nos conecta con la energía entre esa producción artística y sexual. En la sinopsis de esas imágenes se registra el amor en todas sus vertientes: el desinteresado, obsesivo, compulsivo, posesivo, espiritual y divino. El basado en el deber y la razón, el apasionado y romántico, hasta llegar al amor propio.

Detrás de los desnudos y la naturaleza se encuentra la necesidad de reflejar el poder de la vulnerabilidad, de fotografiar por la liberación y la experimentación que supone: “la desnudez del cuerpo femenino no es el mensaje final, si no el instrumento”, nos cuenta.

Para Charchian ser artista en 2018 es sentirse importante tanto creativa como políticamente: la fusión desde la que nace su fotografía. Está totalmente involucrada en las intervenciones de la mujer en el mundo del arte, así como en las charlas políticas. Asimismo, forma parte de World Wide Women, el colectivo feminista de artistas unidas que dejan que el poder y la fuerza de su feminidad dirija su arte. Además, habpublicado un libro de fotografía en el que representa ese universo de liberación, naturaleza, mujeres y erotismo: ‘Pheromone Box’.
 
 

· REMY HOLWICK ·

Remy Holwick reencarna el arte en todas sus vertientes como fotógrafa y activista feminista que explora temas de sexualidad, poder y emociones.

La artista californiana lleva a cabo una fotografía compulsiva, psicodélica y nostálgica de colores vibrantes que proporcionan energía. A través de ella examina la feminidad y feminización en base a ideas de avance y trasgresión. “No creo que sea posible trabajar en el clima actual sin decir algo político, así que creo que mi obra es intrínsecamente política también. Siempre quiero asegurarme de que no sólo sean más fotografías de mujeres blancas delgadas y desnudas o bien vestidas, porque ya hay suficiente de eso en el mundo”, afirma. De ahí que los sujetos que protagonizan sus obras -mayoritariamente- sean personas cisgénero, transexuales y de género fluído, con el fin de integrar la cruda invisibilidad.

Tal y como explica, para ella “el mundo del arte es como el resto del mundo en términos de género, sexualidad y desequilibrio de poder dividido por raza. Un asistente me dijo en mi inauguración que mi trabajo no era lo suficientemente feminista porque no estaba usando símbolos estereotipados de la lucha de las mujeres, y, por esa razón, un hombre podría haberlo logrado. Creo que ese es el tipo de lente con el que a menudo se examinan a las mujeres, y es limitante: las mujeres son valiosas por ser personas con puntos de vista, corazones y mentes, no porque nuestra perspectiva y valor artístico se ajuste a ‘arte de mujeres’. Soy una mujer que hace arte. Mi perspectiva personal es mía. No es necesario que sea particularmente femenino para ser feminista o para que sea un buen arte’.

En base a todo ese imaginario de ideales, la fotografía de Remy se convierte en fuerza, poder y energía. En un universo táctil y permanente que concibe a través de los parámetros de la analógica: ‘no comprendo hacer el trabajo que quiero hacer con digital. Yo proceso mis propios negativos. Mi película nunca me abandona’.
 
 

· MAGDALENA WOSINSKA ·

Magda Wosinska fotografía para vivir. Esa es la obsesión que le hace vibrar desde hace más de 20 años.

Su obra toma como epicentro instantáneas de desnudos y luz ambiental. “Me encanta la idea de ser totalmente libre y sin clasificar. La ropa puede decirle a una persona su origen o estatus. En la desnudez no hay juicio de eso. La desnudez en la naturaleza solo tiene sentido para mí”, nos confiesa.

A través de la fotografía de Magdalena Wosinska se percibe lo crudo de la realidad y una oscuridad que transmite, traspasa y nos hace formar parte de todo ese mundo. Tomando como base la cultura skate, nos deja ver la crudeza bañada por el sol de California de principios de los 90.

La artista emergente lleva a cabo la experimentación de tonos apagados y se inspira en personas que observan, así como en cada uno de los viajes que lleva a cabo. Toda una estética de transgresión que nos enseña a parejas jóvenes en diferentes etapas del amor, que van del éxtasis a la desgracia. “Mi trabajo se basa en la experiencia de estar en relaciones. Miro de cerca la conexión humana y la sexualidad, y no siempre desde el ángulo más favorecedor”, cuenta. Así es como Wosinska capta la imperfección de la realidad y la trasforma en toda una carga visual de estética cruda, casi documental, de fuerza y ensueño.